Cuento de
navidad.
Fatigado, sin
esperanza de rescate.
Mis pies dejan de sostenerme, mis rodillas se hunden
en el regolito marciano y el peso de mi cuerpo descansa sobre mis talones.
Mis ojos ya no obedecen las órdenes de mi cerebro y se
cierran muy despacio. Justo al cerrarlos percibo una sombra que pasa por
delante del sol naciente. Vuelvo abrirlos venciendo la resistencia de los
pesados párpados deseando ver al dron de reconocimiento, pero no, solo es…
Santa Claus y sus renos.
amigo que es ese cuento
ResponderEliminar:u
Justo eso, un cuento
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