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sábado, 18 de enero de 2014

Policías en el Tiempo

Luz, mucha luz. Lo inunda todo, lo distorsiona todo, lo confunde todo.
Un minuto antes la conversación con mi amigo Juan había tomado el camino de la discusión. La puñetera política nos altera y saca lo peor de nosotros y esa luz… evapora la tensión.
Tras la luz emerge una forma antropomorfa que poco a poco se aclara, ¡Un samurái!
A pesar de sus facciones japonesas su cara de asombro debe de ser igual a la nuestra pero al descubrir su catana ensangrentada todo cambia. Nos mira con sus dientes apretados; su rostro enrojece y comienza a correr hacia nosotros. Somos sus enemigos y pide muerte.
-  ¡Quieto! –Gritamos al unísono.
No se detiene – ¡Alto! –tendré que usar mi arma.
Apunto; dos detonaciones y unas manchas rojas en las piernas del guerrero japonés interrumpen su carrera. Intenta levantarse, busca su espada pero ya es tarde mi compañero Juan la tiene en su poder.
- Ya hemos llamado al médico, no te preocupes es doloroso pero no es grave.
Me mira pero no habla, seguro que no me comprende.
- ¿Hablas mi idioma?
 Silencio. No aparta su mirada de mi cara mientras Juan lo esposa.
Evidentemente él lo desconoce pero hemos evitado una posible y grave alteración en la Historia. Akechi Mitsuhide estaba a punto de evitar la unión de Japón en 1582 matando a Toyotomi Hideyoshi. La historia sigue su curso sin cambios.
*             *             *             *             *             *             *
Una vez terminado el informe nos disponemos a abandonar la Brigada Central.
- Juan, ¿Dónde nos toca mañana?
- Otra vez a Japón. Misión muerte.
-  ¿A quién ejecutamos?
-  A Michio Kako, nuestro creador.


Nota: Relato creado sobre tres palabras: Japón; arma y muerte, máximo 300 palabras. Me regalaron unos dados con imágenes, tiras los dados y creas una historia con esas tres imágenes y esto es lo que salió. 

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