I
La ausencia de luna permite rastrear el cielo con claridad.
La Estrella Polar, la Osa Mayor, la
brillante Arturo del Boyero y un poco más lejos la Espiga de Virgo. Desde la
Osa Menor; Deneb, Vega, Altair… Todo lo que comienza tiene un final y el
azabache salpicado de luces titilantes muta lentamente a claridad opalescente,
preludio de la llegada del poderoso titán que reactiva nuestros sentidos, el
que nos da luz y calor; al que veneramos como el Dios de la vida: SunRa.
Cumplo con la
tradición. Arrodillado con la barbilla en contacto con mí pecho, ojos cerrados
y los brazos abiertos con las palmas hacia arriba. Así es el rito atávico que
los hombres y mujeres del clan ofrendan a su Dios como prueba de agradecimiento
por el nuevo día.
Una inscripción en la
roca del mirador lo recuerda:
“La Mentor Klano devus ĉeesti la alvenon de la suno ĉiutage
el lia vivo”
(“El Mentor del Clan
debe asistir a la llegada del astro rey todos los días de su vida”).
Han transcurrido
dieciocho mil doscientas cincuenta lunas desde mi primera vez… hoy será la
última.
Ancestrales ritos que
mañana desaparecerán y que pronto se olvidarán.
La vorágine de cambios
tecno-sociológicos y la velocidad con la que se producirán no dejará espacio
para el recuerdo.
La llegada del amanecer
reactiva a la comunidad. Los primeros sembradores y sus protectores, emprenden
la marcha hacia las cuevas agrícolas acarreando los excrementos de nuestro
ganado en carromatos empujados por los más fuertes o ayudados por los escasos bueyes
de los que disponemos.
A mi señal, los
vigilantes se apostan en posición de defensa con sus arcos armados preparados
para abatir cualquier alimaña que intente penetrar en el interior de la aldea. El
centinela de la torre libera las cadenas, iniciándose la caída de la compuerta
de la empalizada.
Pedro, el brigadier,
levanta la cabeza buscando la atalaya y levanta la mano acompañándola con una
sonrisa. Le respondo con las dos manos en alto mientras emprenden su viaje.
Durante quince lunas los
sembradores permanecerán en las cuevas realizando tareas agrícolas; renovaran
el sustrato y controlaran los parámetros básicos: nutrientes, temperatura,
humedad y dióxido de carbono. Las zonas donde el compost alcance la temperatura
ideal serán inyectadas con los micelios y el sustrato se mantendrá caliente,
para así estimular el crecimiento de las raíces blancas.
Por la Puerta Sur aparece otro grupo de unos cincuenta
individuos, escoltados por seis protectores armados y tres carros con sus asnos
correspondientes. Vuelve aparecer en el aire el chirrido de las cadenas a mi
señal de autorización.
-
Adiaŭ (Adiós)
Jesús. Ĝis la nokto (Hasta la noche)
–Grita la joven Salomé
-
Bon voyage kaj bonan revenon (Buen viaje y mejor regreso) –Mis manos vuelven a alzarse hacia el cielo dándoles mi bendición.
Regresarán al anochecer con el alimento para el Clan; los
hongos que nacen en la oscuridad de la atmosfera pura de las cuevas: las setas
de París.
París, una ciudad
importante en el pasado del planeta, un icono de modernidad y tecnología, cuna
de cultura y ocio; conceptos que el Clan nunca ha conocido. Solo las historias que cuentan los ancianos, que a su
vez relataban sus abuelos, se aproximan a esa época remota que no ha de volver.
El impacto del meteorito
nos dio la oportunidad de comenzar un nuevo ciclo, con la ventaja de las muchas
lecciones aprendidas. La principal: la convivencia con la naturaleza, que se convirtió
en una ley imposible transgredir y yo en uno de sus mentores.
Hoy es mi último día
en el Clan. No me apena la situación aunque me esfuerzo por retrasar el momento…
intento que mis circuitos de memoria almacenen especialmente estos instantes…
si bien sé que es en vano, serán vivencias como todas las que almacenan en el
banco de memoria.
II
Como resultado de la reagrupación
de los supervivientes a la terrible colisión, subsisten 1500 clanes. Se han
desarrollado social y tecnológicamente de forma independiente, aunque amparados
en un programa evolutivo común que ha de impedir que los errores de la anterior
humanidad vuelvan a repetirse.
Los avances tecnológicos han estado controlados y
supervisados en su desarrollo, preservando el entorno y no influyendo
negativamente en el planeta.
Pocos animales sobrevivieron, algunos fueron domesticados otros
mutaron desarrollando una fiereza extrema siendo en su mayoría alimañas
cuadrúpedas. Las aves se extinguieron, no así los insectos que proliferan en
cantidades ingentes, sobretodo en humedales. Las plantas redujeron su población
tras el apagón temporal del Sol. Las peor tratadas fueron las más
fotosintéticas, aunque el efecto se mitigó transcurridos pocos años del
desastre, cuando la nube de polvo desapareció y su población se recupera
sostenidamente.
El único campo en el
que se decidió que no hubiera límite fue en la medicina. La población humana
era escasa y había que combatir la posibilidad de que una enfermedad diezmara a
la especie hasta ponerla en peligro de extinción.
La magia fue el
vehículo que enmascaró la evolución de esa ciencia; mixturas de hierbas y líquidos
extraños acompañados de cánticos y conjuros convirtieron a los primeros druidas
en mentores.
Unos pasos sordos advierten de la llegada de alguien.
- Saluton (Saludos)
Jesús. La gardistoj jam tendumis en la
Stockade (Los vigilantes ya están apostados en la empalizada)
- Danke (Gracias)
María. Bonvolu komuniki al la estraro, ke
la kunveno okazos kiam la unuaj radioj de la SunRa tra truo unuan sanktulon.
(Por favor comunica al consejo que la reunión tendrá lugar cuando el primer
rayo de Sunra atraviese el primer agujero sagrado).
La fiel María desaparece tras la cortina que cierra la
entrada de acceso al interior de la garita de vigilancia. Me acompaña desde que
su madre muriera hace muchas lunas, sacrificando su juventud al heredar la
tarea más respetada por el Clan.
Ha llegado la hora de
descansar. Mi naturaleza no precisa de ese acto aunque es preciso fingir la
necesidad. El turno de guardia ocupa mi lugar.
El camino hacia mi
oquedad de descanso es completamente oscuro.
“La Mentor ne bezonas lumon por vidi kaj ĉeesti por auxdi,
Sciante”
(“El Mentor no necesita
luz para ver ni estar presente para escuchar, todo lo sabe”).
Los niños
aprenden máximas similares y veneran al Mentor como un ser con conocimientos
inalcanzables para el común de los mortales. Todo el mundo me respeta, me
admira y me quiere; el Clan sabe que la función del Mentor es la de vivir por y
para el colectivo.
Mañana se encontraran
huérfanos y desorientados pero lo superaran en cuanto sean conscientes de su
independencia.
La oquedad donde
descanso es la más recóndita de la cueva principal, no dispone de acceso al
exterior y es la única que puede ser sellada completamente.
Las rocas que ocultan
el acceso al habitáculo advierten mi presencia girando en silencio
permitiéndome el acceso. Una vez en su interior retornan al punto de sellado.
Cierro los ojos y me desplazo al centro de la habitación
donde las rodillas ceden al peso de mi cuerpo y se acoplan con el frío suelo, a
la vez que una fosforescencia aparece por debajo de ellas. Desconecto.
III
Cenáculo (Planta superior de la cueva del Clan)
Un rayo de SunRa atraviesa el agujero sagrado en el instante que
el grupo se sienta alrededor de la losa de granito. Las miradas fijas en mi llegada
y el silencio expectante inundan la sala.
Los siete no han sido capaces de descubrir que se esconde en
la magna convocatoria aunque esperan algo importante, muy importante.
De pie y sin tomar asiento me dirijo a ellos:
- Estimadas Helen y
Marie; estimados René, Alexander, Nikola, Leonardo e Isaac, ha llegado el
momento de comunicaros vuestros nuevos cometidos —Unos a los otros se miran
queriendo encontrar las respuestas a sus preguntas— Os he preparado durante
muchas lunas para que asumáis la jefatura del Clan bajo las diez leyes. Hoy, esas
leyes dejan de ser inmutables, debéis desarrollarlas y evolucionarlas… desde este
instante ese es vuestro único cometido: dirigir la evolución de la humanidad
por la senda correcta. Los avances tecnológicos acordes con los tiempos futuros
están al llegar… —Los murmullos ya son inevitables y Nikola se atreve a hablar.
-
Jesús
disculpa la interrupción, nosotros no podemos hacernos cargo del Clan, según la
Primera Ley no es posible.
-
Nikola,
la Ley dice que la desaparición del Mentor genera automáticamente el ascenso
del sustituto propuesto por el propio…
-
Pero…
no has desaparecido —Cruzan miradas, los siete saben lo que van a oír.
-
En breve
comenzaréis a comunicaros con otros clanes, descubriréis sistemas de
comunicación en los que no será necesaria la presencia física, realizaréis
hallazgos que os harán cuestionar vuestra vida actual y querréis desentrañar el
pasado lejano, ¡no lo hagáis! pensad
en el futuro y olvidar lo acontecido antes del impacto… todos esos momentos se
han de perder en el tiempo... como lágrimas en la lluvia… es hora de morir.
Epílogo
Dos millones novecientas veinte lunas han transcurrido.
En la cabina de control de la Nave NewEarth II el comandante
Jesús Giskard observa como se aproximan a la esfera azul. Si tuviera corazón,
seguramente sufriría una aceleración en él pero sus algoritmos no le generan
ninguna duda.
Involuntariamente rememora hechos del pasado, en realidad
repasa la historia, su historia, su programación, la que le ayudará a tener
éxito en su nuevo desafío.
Su destino: Marte, el gemelo terraformado que acogerá a los
primeros seres humanos… una nueva oportunidad.
Sin duda una nueva oportunidad con resultados imprevisibles. Alear épica con ciencia siempre gusta tanto de escribir como de leer José, encantador cuento.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Luis. Muchas gracias por leerlo y opinar.
EliminarOriginal, Con un sabor mezcla de la civilización de Stargate y el apocalípsis de los dinosaurios tras el impacto. Como siempre Marte el salvador...
ResponderEliminarGracias por leerlo Desirée. No tengo claro cual fue la fuente de inspiración pero seguro que Asimov tuvo mucho que ver.
ResponderEliminarAsimov siempre tiene algo que ver
EliminarGracias por leerlo y opinar
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