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sábado, 22 de noviembre de 2014

MUTACIÓN



Los ojos de Eve se abren mientras el líquido amniótico de los cubículos desaparece absorbido por los tubos de succión. Un violento espasmo obliga a su compañero Adam a incorporarse expulsando los restos de líquido acuoso a través de su nariz y boca. El despertar de Eve es más tranquilo, algo de tos y contenidas nauseas.
La nave se ha activado, han llegado a su destino.
Pasados unos minutos consiguen salir de su lecho y se abrazan.
—¿Puedes hablar, Eve?—La voz de Adam suena grave en un claro esfuerzo por recuperar la normalidad en el mínimo tiempo posible.
Eve mueve su boca sin conseguir emitir sonido alguno.
—No te preocupes, en unos minutos te recuperarás. Apóyate en mí. Vamos a desprendernos de los restos del amnios.
Durante diez minutos, la solución líquida micropulverizada elimina los restos acuosos de sus cuerpos.
Ligeramente aturdido, Adam se enfunda en su traje. Eve ha sido más hábil y lo ha hecho en menos tiempo, inmediatamente se dirige al cuadro de mandos e inicia la conexión al OC.
Una gran pantalla holográfica se despliega delante de ellos. Datos astronómicos sobre la ubicación de la nave aparecen en pantalla, Eve no está interesada en ellos.
Adam observa con atención, en silencio, la rapidez de movimientos de las manos de Eve, pasando pantallas y abriendo otras hasta encontrar lo que busca: El estatus de la carga.

CAMBIOS REALIZADOS SEGÚN PROGRAMA NIOBE
-       Se han realizado correctamente los siguientes cambios:
o    Reconstrucción celular profunda.
o    Inseminación de entidades virales y bacterianas.
o    Actualización sistemática.
o    Revisión de secuencias de ADN y modificaciones.
-       Programa finalizado hace 2.590 días, registro terrestre.

CONSTANTES VITALES DE LOS FETOS
-       25.185 embriones muestran constantes vitales correctas.
-       4.815 embriones se encuentran en estado fallido.
-       Eclosión prevista en 96 horas.

Sus miradas se encuentran. A Eve se le escapan algunas lágrimas. Adam reacciona.
—Tranquila, no son buenas noticias pero disponemos de los suficientes embriones para tener éxito en la misión—.Vuelven a abrazarse.

Ahora es Adam quien manipula la pantalla para buscar los datos astronómicos y conocer la posición en la que se encuentran con respecto al planeta.
El OC da la lectura: DISTANCIA A DESTINO: 0,3 UA.
El planeta Niobe, en la constelación Cisne, el quinto y último planeta de su sistema, recibirá a los fetos genéticamente modificados, sus primeros habitantes.

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El Sol agotaba su combustible en tránsito para convertirse en una Gigante Roja.
La Humanidad había preparado enormes naves que partirían de La Tierra, Marte, Encelado y Europa hacia destinos prefijados con el objetivo de terraformar planetas, una ardua y larga tarea que la Humanidad estaba obligada a realizar si no quería desaparecer.

Previamente se había experimentado con mutaciones genéticas en humanos como solución para colonizar planetas de los que se disponían datos suficientes para tener éxito. Una solución muchísimo más rápida, en el tiempo, que la terraformación; pero la probabilidad de supervivencia, después del tratamiento de modificación genética, era inferior al 0,7%. Sin embargo, en embriones era superior al 87%.
El tratamiento en embriones tendría éxito siempre y cuando el proceso fuera lento y carente de la agresividad que debería desarrollarse en humanos adultos.

Se desarrolló una segunda opción: Una nave gobernada por dos tripulantes modificados. Toda la historia de la Humanidad y embriones mutados genéticamente.
Un reducido equipo de científicos, apoyados por el Centro de Mando, decidió buscar a sujetos que tuvieran la máxima compatibilidad posible al tratamiento y preparar a treinta mil embriones que sufrirían los cambios en el largo viaje estelar convirtiéndolos en fetos adaptados a un planeta de la constelación Cisne, Niobe

Adam y Eve, no fueron consultados. La misión les fue asignada y la tuvieron que aceptar sin objeción alguna. Desde el primer momento supieron que su destino sería el lugar donde pasarían el resto de sus días, esa fue toda la información que recibieron. Fueron aislados en cabinas especiales. Sufrieron tratamientos de reconstrucción celular profunda. Una mezcla de entidades virales y bacterianas creadas mediante ingeniería genética fue introducida en sus cuerpos. Virus de diseño provocaron una actualización sistemática completa, parcheando o revisando secuencias de ADN, mientras cultivos bacterianos eliminaron metales tóxicos y repararon los daños físicos obvios. Sus sistemas inmunológicos se resistieron. El tratamiento fue equivalente a una enfermedad debilitante de veinte meses de duración; fiebres, dolores musculares y articulares, debilidad. Durante ese tiempo el peligro de los efectos secundarios negativos estuvo cerca, los fallos multifuncionales de sus organismos pudieron ser reducidos y eliminados, en gran parte gracias a su particular resistencia física y genética.
La selección de los individuos había sido correcta. Ellos nunca sabrían de los miles de fracasos anteriores.
En la segunda fase del tratamiento, ciertos órganos entraron en violencia reproductiva. Las células de la piel morían y fueron reemplazadas en inhumana sucesión endureciendo el exterior; el tejido nervioso se regeneraba espontánea y adaptativamente. El proceso fue extremadamente debilitador, pero lo superaron y mutaron según lo previsto.  
Ellos tendrían el honor, sin saberlo, de realizar el más importante experimento jamás soñado: El origen de una raza extraterrestre.

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El OC ha elegido los puntos del planeta más adecuados para el aterrizaje. Pronto se ponen de acuerdo y escogen el más cercano al ecuador.
Adam y Eve introducen los datos definitivos y el OC comienza la maniobra de entrada en la densa atmósfera de Niobe. Actúan mecánicamente en un protocolo muchas veces entrenado. No es necesaria la comunicación verbal.
Una vez realizada la programación e iniciada la automatización de la maniobra, el disco central de la nave se separa dejándolos como únicos espectadores privilegiados en órbita del planeta.
El acercamiento del resto de la nave al planeta se produce. Todas las lecturas son correctas excepto unos sensores ubicados en la parte inferior del módulo donde se encuentran los fetos que parecen dañados y no aportan datos.
Adam se adelanta a Eve.
—Disponemos de suficientes lecturas, el resto de los sensores señala que la temperatura está dentro de los márgenes. No…
Eve le interrumpe a gritos al ver que la temperatura sube exponencialmente.
—¡Debemos abortar, Adam! ¡Hazlo!—Eve se levanta con la intención de arrebatar el control a Adam.
Adam la detiene con todo el cariño posible, le coge la cara y consigue que le mire.
—No hay nada que hacer—.Con lágrimas en los ojos, mueve la cabeza en sentido negativo.
Abrazados contemplan el espectáculo de colores que se produce por la fricción de la nave y la atmósfera del planeta. Las luces se intensifican y alargan en tres estelas diferentes.

Se abrazan en silencio. Durante un tiempo indeterminado sollozan y se acarician.

Eve se separa de Adam y lo mira a los ojos. Lo que ve en él arrasa con la tristeza y abre en su alma un nuevo camino. Él es Adam, ella es Eve; están juntos y sonríen.

domingo, 5 de octubre de 2014

Justicia Ucrónica




Desde lo más alto de la loma se observan atronadoras explosiones acompañadas de objetos incandescentes que surgen de tanques y aviones. La disposición estratégica parece un tablero pero no es ajedrez es la guerra.
El impacto de los obuses transforma a las trincheras, alargadas y rectilíneas, en redondos socavones al tiempo que expulsa a sus moradores desmenuzándolos en innumerables pedazos.
Bonitos colores  azulados, rojos y amarillos, salpicados de marrón terrero crean una imagen dantesca.

Doscientos mil hombres, quinientas veinticinco piezas de artillería, ciento treinta tanques y doscientos aviones comenzaron la partida… pocos, muy pocos volverán.

Un profundo escalofrío recorre mi columna. Extrañamente el final de la batalla no me genera el entusiasmo que esperaba. La última comunicación de la primera línea me informa de la batida en retirada del enemigo, convirtiendo al río Ebro en un gran camposanto de cuerpos y metal. La historia dirá que ha sido la batalla más cruenta de la Guerra Civil, aunque eso no es importante; el futuro inmediato que capitanearé si lo es.

—A la orden de vuecencia, mi General—Un acalorado soldado herido en cara, brazos y piernas se esfuerza por aparentar firmeza en su saludo.
—Descanse muchacho.
—Gracias mi general. Siento interrumpir sus pensamientos pero soy poseedor de un mensaje que cambiará la historia—Sigue tenso y estirado como si las heridas no le afectasen.
—¡Explíquese!—Mi tono ha cambiado. No sé cómo ha llegado hasta mí pero ha debido saltarse a los guardias y…
—No, mi General, los guardias están muertos y usted lo estará en unos minutos.
—¡Es un sueño!, ¡debe ser un sueño!
—No, no es un sueño es la justicia del futuro que regresa al pasado.

Desenfunda y tres detonaciones ya son recuerdo.

sábado, 6 de septiembre de 2014

SEPTIEMBRE, 2014. EL COMIENZO DEL FIN



El camino a casa es corto pero la oscuridad, la fina lluvia y la borrachera lo convierten en difícil y tortuoso.
Tropiezo y casi me rompo la crisma en la caída. El incidente me ha despejado ligeramente la cabeza, lo suficiente para recordar algunas escenas de la fiesta que Blanca organizó en su casa. Nada extraordinario, lo esperado: risas; reencuentros; proposiciones sexuales y mucho alcohol, todo dentro de la normalidad… excepto el extraño desconocido que me presentaron. Tenía las manos calientes cuando me saludó y sudaba en exceso. Seguramente era africano, con esa piel tan oscura, el pelo cortito y ordenado, los labios carnosos y los blancos dientes en su sonrisa. Su mirada penetraba en mí y me sentía desnuda… me dan escalofríos al recordar la conversación:
—Encantado de conocer a la mujer más bella de la fiesta.—Sonreía mientras estrechó mi mano. Desconozco la razón pero su mano transfería una humedad ardiente y repulsiva.
—Igualmente, señor.—A pesar de mi intento de ser educada un mohín delató mi incomodidad. Pero él no se dio por aludido e insistió.
—En otras circunstancias la secuestraría y nos casaríamos inmediatamente.—Seguía sonriendo a pesar de la barbaridad que acababa de decir. La barbaridad del poderoso que puede decir lo que le venga en gana sin temor ninguno.
—En nuestro país eso es un delito. Buenas noches. —Se notó que estaba alterada pero no me importó. La conversación se terminó. Observe su cara, sus dientes blancos con esa desagradable sonrisa perenne y me fui. Aún tuve tiempo de escuchar la última frase que pronunció, mientras corría al baño a lavarme las manos:
—Todo puede cambiar antes de que nos demos cuenta… aunque nos opongamos.
Esa frase quedó en mi mente durante la fiesta, ni el alcohol fue capaz de hacerla desaparecer. No volví a acercarme a ese tipo y cada vez que él se aproximaba, yo huía hacia otros invitados. Toda la noche me sentí perseguida por su mirada. Me veía con un saco negro en la cabeza, arrastrada por sus fornidos guardaespaldas e introducida en el maletero de un coche…

Un repentino calor en mi nuca pone mis sentidos en alerta. Giro bruscamente y un gato corre. Nada más, aunque me siento observada… ¡maldito porro!
Mi corazón está acelerado. Cualquier ruido altera mis nervios.
Otra vez. Ahora son pasos apresurados que retumban en el callejón. No hay equívoco, vienen en mi dirección. Ha sido una locura ir sola a estas horas. Una voz aparece antes que el rostro.
—¿Se encuentra bien, señorita?—Un traje azul, casi tan oscuro como la noche, se hace visible.
—Sí, agente. —Me mira con una mezcla de descaro y preocupación.
—¡Pero está sangrando en la frente, su falda parece rasgada y su camisa sucia!
Observo su cara, un policía joven de apoyo nocturno. Intento restarle importancia a la situación que se ha creado en su mente, parece más asustado que yo.
—No pasa nada, agente. Me caí dos manzanas más atrás. Vengo de una fies…
—¿La fiesta de Blanca Cuesta? — Su rostro se relaja.
—Efectivamente, y estoy un poco… —El inoportuno estornudo salpica al policía.
—Bebida —comenta mientras se limpia la cara con la manga—. ¿Quiere que le acompañe a casa?
—Muchas gracias, agente —alzo la mano y señalo con el dedo—, me temo que acabo de llegar.
—Buenas noches, señorita. Estaré cerca por si me necesita—Qué descaro, se insinúa sin cortarse un pelo.
—Buenas noches, agente. Gracias por preocuparse.
Tres escalones y por fin llegaré a casa.
Al introducir la llave, una sombra alargada recortada contra la luz de la farola se mueve, durante un confuso instante mi sangre hierve. Enfoco bien la vista pero no se ve nada. ¡Maldito porro!

La ducha mitiga el repentino dolor de cabeza. A pesar del jabón y del refregón que le he dado a mis manos persiste la sensación de ardor.
El baño comienza a girar. Consigo arrodillarme y sujetarme a la taza del wáter. Allí regurgito el contenido de mi estomago. Me quedo flotando con la mente vacía; sudando; desconectando; en el suelo, sin sentido.

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Un nuevo sábado ha llegado. El dolor de cabeza y las náuseas no han desaparecido en toda la semana, día a día se han incrementado. He tenido resacas memorables pero esta es perpetua. Mi cabeza va a estallar. Estoy muy débil y apática. Me duele todo el cuerpo y, además, tengo diarrea. Afortunadamente conseguí cambiar la guardia en el hospital y este fin de semana no trabajaré. Cojo una botella de agua y un vaso camino de la cama.

El despertador retumba en mi cabeza… No, no, es el teléfono. Intento incorporarme luchando contra los dolores y el ardor de cabeza. Vuelvo a caer en la cama. Toso y parece que mi pecho es perforado por miles de cuchillos. El teléfono deja de sonar.
Consigo abrir el cajón de la mesilla, después de tirar la lámpara, cojo la caja de ibuprofeno, me hago con dos pastillas, las meto en la boca y me bebo todo el vaso de agua. Me encuentro más aliviada. El agua ha calmado la sed que ignoraba tener. La habitación se mueve y vuelven las arcadas. Debo tener fiebre. Me vuelvo a dormir en contra de mi voluntad. Con los ojos cerrados me rasco el brazo izquierdo. Ahora me escuece y mi mano se moja. Entreabro los ojos, parece sangre. La vista se desenfoca. No puedo mantenerme despierta. Vienen recuerdos:


El hombre negro, africano… recuerdo que le llamaron Teodorín, para diferenciarle de su padre, el dictador guineano Obiang. Sonreía, decía estar contento de haber podido huir de su país, de llegar a la civilización, de dejar atrás al temible virus que había matado a muchas personas… Maldito Teodorín, maldito agente patógeno…

sábado, 5 de julio de 2014

La justicia siempre llega - Justice always comes




Tantas horas de huida me han vaciado todas las reservas de energía. Mis piernas dejan de responder, las rodillas se doblan sin permiso y mi cara impacta contra el suelo. Van a atraparme, he de continuar. Me incorporo y corro hacia esa casa que mis ojos no consiguen enfocar.
La puerta está abierta. Alguien la ha abandonado con prisas. Subo las escaleras y me desplomo al entrar en una habitación. Esta vez me cuesta levantarme, hasta mis brazos se niegan a ayudarme. Consigo llegar al interior del vestidor. Mi corazón se queja, cada latido me provoca un ardor insoportable. Intento acompasar la respiración… el silencio desaparece con la llegada de voces lejanas.
Huelo la proximidad de esos monstruos, los imagino relamerse, reírse, sus ojos enrojecidos… Desean torturarme, matarme… ¡Malditos!
No dejan de hacer ruido, de gritar mi nombre pero ya no tengo fuerzas para huir, seguiré escondido, sin moverme, casi sin respirar… tal vez pasen de largo, tal vez no me vean, tal vez… ¡quieren mi sangre!
Ya llegan. Suben las escaleras hacia la habitación, parecen tres, demasiados para este cuerpo cansado y malherido, tal vez pueda con alguno pero sucumbiré matando.
-          ¡Ya estamos aquíiii, Frank! Esta vez no escaparáaaas.
¡Alimañas! Se sienten vencedores al percibir a su presa acorralada.
Abro la puerta y salgo a su encuentro. Tres linternas me iluminan y me abalanzo hacia ellos gritando:
-          ¡No me clavaréis las estacas!
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So many hours of escape have emptying me all energy reserves. My legs don´t answer, knees bent without permission and my face bumps against ground. They will catch me, I must continue. I sit up and run toward that house my eyes can´t focus.
The door is open. Someone has left it hurry. I climb the stairs and I came down when I entered in a room. I find it hard to get up this time, even my arms refuse to help me. I managed to get to the dressing. My heart whimpers, every heart beat brings me an unbearable burning. I try to mark the rhythm of breathing…. Silent disappears when far voices arrive.
I smell those monsters proximity, I imagine them gloating, laughing, their eyes blushed…The want to torture me, kill me… ¡Damned!
They keep making noise, shouting my name, but I don´t have strength to escape, I´ll continue hidden, without moving, almost breathless… perhaps they pass by, perhaps they don´t see me, perhaps…they want my blood!
They are coming. Climb upstairs to the room, they seem three, overmuch for this tired and wounded body, perhaps I can beat someone but I´ll succumb killing
-           We´re hereeee, Frank! This time you´ll not escaaaape.
Vermins! They fell winners perceiving their prey cornered.
I open the door and go out to meet them. Three lanterns lighted me and I pounce on them screaming:

-           You don´t nail me the sticks!


sábado, 21 de junio de 2014

Cambio de historia



Sus pasos retumban en el oscuro pasillo. Se acerca sin vacilación. Mucho me temo que viene a liquidarme. Se detiene en el umbral de la puerta, extiende su mano con precisión y la luz invade la habitación.

-     No puedo dormir, John. La historia que me contaste no es creíble y no me transmite confianza. Me has engañado.

Moira, observa mi reacción intentando anticiparse a los movimientos que se producirán.
No lo entiendo mi actuación fue de Oscar. Mi primera patrulla nocturna no pudo ser más provechosa:

•  A las doce cuarenta y cinco detuve a cuatro pandilleros que estaban dando una brutal paliza a un repartidor de pizzas. Cuando llegó la policía ya se habían marchado con las pizzas.

•  Una hora más tarde auxilié a una pareja que se accidentó con su vehículo. Por algún motivo el coche les llevó a chocar contra una fuente. Los chicos estaban bien pero respondían a mis preguntas con mucha lentitud. La ambulancia los traslado a un hospital.

•  Más tarde, sobre las tres y media, acompañé a una desorientada chica a su casa. Fue un trabajo arduo y difícil ya que casi no podía andar. Perdía el sentido constantemente y se despertaba canturreando canciones.
¡Joder Moira, ser superhéroe no es fácil!

-     John, no eres lo que esperaba.

De ella depende mi existencia... tengo que convencerla.

-     He tomado una decisión, adiós John.

Mi vida se va junto a los restos de la goma de borrar.

miércoles, 2 de abril de 2014

Reprogramación




Acto I

Eran las siete de la mañana y el ritual acontecía como todos los días desde el pasado veintinueve de Julio. No importaba si era Navidad, domingo, llovía o hacía calor; Henry caminaba con el mismo rumbo y número de pasos, ciento cincuenta vueltas a la manzana para terminar sentado en el portal de su casa durante una hora; bebiendo agua y cerrando los ojos sin reacción a ningún estimulo externo. Un trance profundo como un viaje astral del alma sin el cuerpo.

Agazapada tras la ventana Fiona arrancaba a llorar recordando al hombre atlético y bien parecido que fue; el hombre vital y enamorado de la vida ejemplo para muchos, incluso para ella misma…
Desde la muerte de su mujer y de su hijo había adelgazado hasta extremos insostenibles, su aspecto era desolador: barba descuidada, cabellos largos y desordenados, ropa desgarrada y pestilente, andares cansinos y, lo peor su cara… mirada ausente, perdida… no durará mucho más en el mundo de los vivos aunque su mente ya murió el día que sus seres queridos desaparecieron en aquel horrible atentado.

Desde entonces como buena vecina, colega y amiga, intentaba ayudarle pero siempre rechazada volvía a intentarlo con constancia y con el mismo fracaso.
Henry se había auto impuesto una muerte lenta, una degradación agónica irreversible, un sufrimiento in crescendo cuya explosión final sería una muerte horrible por dolor consentido.

Pero esta vez sería diferente, Fiona tenía un plan. Había convencido a sus jefes de Korztsweil Technologies para utilizar a Henry como cobaya en el proyecto de  reprogramación mental que estaban desarrollando para el gobierno, destinado a los astronautas que pasarían largos periodos en el espacio y que podían desestabilizarse emocionalmente, perjudicando el trabajo en equipo desembocando en enfrentamientos violentos e incluso en el suicidio y, por supuesto, en la destrucción del costoso equipo tecnológico que manejarían.
Su jefe fue tajante.
-  Fiona, necesitaremos la autorización voluntaria de Henry o no podremos realizar ninguna acción en su cerebro. Es una oportunidad importante para nuestro proyecto pero no la podemos ejecutar saltándonos las barreras legales.

- Gracias, Dmitry. Estoy segura que su deterioro mental es reversible y su estado actual me permitirá convencerlo, yo sigo siendo psicóloga… él ya no.


Acto II

Henry ha despertado en una camilla, inmovilizado, rodeado de pantallas, cables y tubos. Sus ojos no son capaces de fijarse en un lugar en concreto intentando averiguar donde se encuentra; luces y sonidos irreconocibles no le ayudan a definir su situación. 
Una voz conocida le distrae de su incomprensión.

-  Hola Henry, soy Fiona. No te asustes, estás desconectado de tu cuerpo solo tu cerebro se encuentra en pleno funcionamiento. Puedes hablar aunque con cierta dificultad pero si te excitas, los  calmantes fluirán, automáticamente, por este tubo hasta tu cabeza.

Los monitores que controlan la presión sanguínea y los latidos de su corazón se tornan rojos activándose un molesto y penetrante pitido.  
Henry recibe la primera dosis de calmante, la siguiente le hará perder el conocimiento por varias horas. El efecto es inmediato y su mirada se estabiliza en la cara de la doctora.

-  Fiona, ¿Qué me has hecho? –susurra con una voz gutural casi incomprensible.

-  Todavía nada. Voy a intentar salvarte la vida. Ahora dormirás doce horas seguidas, durante ese tiempo intentaremos regenerarte físicamente lo mejor posible, supliendo tus deficiencias vitamínicas y algún que otro aporte necesario, cuando despiertes te explicaré como vamos a conseguir que te recuperes.

Los ojos de Henry se inundan de impotencia en forma de lágrimas esforzándose en articular palabras comprensibles pero solo son audibles las últimas cuatro:
-  …No me dejes despertar.


Acto III

-  Hola Henry, sé que me puedes escuchar, no te esfuerces en acelerar tu despertar. La medicación se metaboliza lentamente, es normal no te preocupes. Volveré en treinta minutos.

Fiona retorna a la habitación pasado el tiempo estipulado. Henry ya está totalmente despierto pero sigue inmovilizado. Le recibe con un gesto de disgusto y le espeta.

-  Fiona esto es un secuestro. No tienes derecho a…
La interrupción por parte de Fiona es inmediata y su reacción,  contundente.

-   No me digas a que tengo derecho, eres tú el que ha perdido sus derechos y yo quien te los va a devolver.
Se mantienen las miradas uno al otro y perderá el que primero hable.

-   No podrás hacer nada sin mi autorización. Suéltame y llévame a mi casa.
Ella no se amilana sigue manteniendo la mirada fija en los ojos de Henry. Tras unos segundos habla con la calma de quien se sabe ganadora.

- No puedo obligarte ni quiero –sonríe– simplemente… te convenceré.

-  ¡Imposible!, ¡suéltame!
Lo tiene donde quería, Henry ha sido rotundo, inflexible, dispuesto a mantenerse en su criterio cueste lo que cueste.
-  ¿Y si te digo que dispones de la posibilidad de volver hacia atrás en tus recuerdos y vivirlos con la misma intensidad como los viviste?
Tal vez porque lo que escucha le suena tan bien como increíble, tal vez por los aportes vitamínicos o porque Fiona le está liberando de las ataduras que le inmovilizan a la camilla; su cerebro funciona como ya no lo recordaba, equilibrado, reflexivo, atento… Henry se incorpora y comienza a masajearse el cuello y las muñecas.
- ¿Estoy entendiendo que habéis desarrollado algún tipo de estimulo en el hipocampo que permite desconectar de la realidad y rememorar el pasado en el presente?

-   Sí. No solo estimularlo, además podemos recrear una realidad virtual con los recuerdos con un grado de verosimilitud perfecto, tanto que no será posible distinguir en que realidad se encuentra el individuo.

Henry se sorprendió pensando con rapidez, rememorando los acontecimientos minutos antes de la desgracia. Los tres disfrutando de la primera lección de natación del enano Michael. Tan solo reían ellos ya que el pequeño no veía claro que sumergirse en tal cantidad de agua fuera divertido pero estaba decidido. Rose, desde el inicio de la calle de la piscina y Henry, en la llegada, le animaban aplaudiéndole y gritando su nombre alabando su decisión, hasta que el niño saltó y todo se tiñó de luz.
-    Quiero… quiero volver a verlos, Fiona.


Acto IV

-    Gracias por prestarte al tratamiento Henry.

Completamente desnudo, en posición vertical, con cables adheridos a gran parte de su cuerpo, tubos en su nariz y una especie de cascos en sus oídos, Henry miraba a su interlocutor; este estaba rodeado por cuatro personas con bata blanca y mascarilla y, cerca de ellos, dos mesillas repletas de instrumental que era mejor no preguntar para que se iban a utilizar.

-    Dmitry, gracias a vosotros volveré a ver a mi familia.

-   Vamos a grabar desde este momento todo lo que ocurra en esta habitación. Fiona te explicará de forma concisa, el tratamiento al que te vamos a someter y necesitamos tu autorización de forma clara. Adelante doctora.

Fiona había permanecido a su espalda revisando dos de los monitores y se acercaba a la camilla vertical. Su taconeo al andar se había vuelto inconfundible.

- Son tres fases, la primera, que será continuada en todo el proceso, constará de unas descargas eléctricas con un sonido específico y de intensidades cambiantes y elevadas; cercanas al stress, directamente al hipocampo. La segunda fase se iniciará al transformar las proteínas que generaran esos sonidos, las potenciaremos con el fin de activar las neuronas adecuadas evocando la situación que queremos recordar a través de las imágenes que introduciremos en la tercera fase.

-    ¿Y dónde están las malas noticias?
Los ojos de Fiona observan los de Henry, a pesar de la pregunta sabía que la decisión estaba tomada.

-   Es la primera prueba en humanos y sabemos que dañaremos tu cerebro pero desconocemos si será reversible.

-  ¿Me garantizas que los primeros recuerdos serán los de mi familia en su último día?

-   Por supuesto no tenemos otro deseo. Monitorizaremos todo el proceso y veremos en la pantalla lo que tú verás, lo que oirás y lo que dirás.

Desde que Fiona le liberó de la camilla Henry sabía que no se negaría a nada con tal de revivir los últimos instantes con su familia.

-   Doy mi conformidad al tratamiento, conozco los riesgos a los que me expongo y soy plenamente consciente de mis actos.
La solemne autorización hizo que los presentes se miraran unos a otros esperando las órdenes oportunas. Fiona fue la encargada.

-   Adelante, comenzamos el tratamiento.

Ágilmente, los doctores, divididos en tres grupos de aparatos de control  y medición procedieron a activar diferentes teclados, pantallas y pulsadores.

-  Henry, pronto no serás consciente de lo que ocurre, hemos comenzado a inyectarte ciertos inhibidores y calmantes; más tarde te inyectaremos algunos potenciadores. Vas a perder la consciencia en pocos minutos, ¿quieres decir algo?

-    Si. Sé que ellos morirán pero cerraré ese bucle.
Las lágrimas fluyen mientras Fiona coge la mano de Henry.


Acto IV

Los gritos le hacen abrir los ojos a pesar del sueño que todavía le mantiene en estado de sopor.

-    ¡Papá, Papá!

Mira el reloj de la mesilla, son las 07h30’…hoy no va al trabajo… ¡hoy es el gran día, Michael va a aprender a nadar!

-   Hola Michael –Lo sube a la cama y le abraza, cierra los ojos  intentando contener sus lagrimas.

Se gira a su derecha y Rose está a su lado remoloneando, sonríen, hoy será un día único... será el último.