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jueves, 24 de diciembre de 2015

ÉBOLA (Distopía)





Búsqueda: Ébola+Europa

Resultados:
Virus del ébola/El Español (Archivo)
Elespanol.com/ebola
5 oct. 2014

Ébola/Europa News (Archivo)
www.europanews.info/virusmortal
12 nov. 2014

‘Habrá casos aislados de ébola en Europa’ (Archivo)
RTVSpain.es/DanielLacroix
31 dic. 2014
‘Cronología de la primera infección por ébola en territorio español’ (Archivo)
www.mundospain.com/auxiliarenfermería
22 oct. 2015
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‘Cronología de la primera infección por ébola en territorio español’ (Archivo) www.mundospain.com/auxiliarenfermería
22 oct. 2015

T.R.V., la auxiliar de enfermería contagiada por el virus del ébola, fue dada de alta el miércoles 5 de noviembre de 2014.

A continuación se detalla el recorrido de su infección y convalecencia en el año 2014:

7 de agosto. El misionero español, M.P.P., es trasladado a España desde Liberia.

12 de agosto. El religioso de 75 años infectado por ébola muere, convirtiéndose en el primer fallecido por el virus en Europa. La auxiliar de enfermería T.R.V., le atendió.

21 de septiembre. Otro misionero, M.G.V., es repatriado desde Sierra Leona.

22 de septiembre: M.G.V., es ingresado en el hospital Carlos III. La auxiliar T.R.V., entró en una ocasión a la habitación del misionero.

25 de septiembre. Fallece M.G.V., a los 70 años. T.R.V., entra en la habitación y maneja material contaminado. En esta ocasión, según reconoció días después, se roza la cara con un guante al retirarse el traje de seguridad.

27 de septiembre. T.R.V., termina su turno y se marcha de vacaciones. Recibe las instrucciones y los protocolos que debe seguir. Uno de ellos indica que debe tomarse la temperatura dos veces al día. En este mismo día se presenta a las oposiciones a Auxiliar de Enfermería en la Universidad Complutense de Madrid.

30 de septiembre. La enfermera empieza a tener fiebre. Llama al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del hospital Carlos III, pero al no llegar a superar los 38,6 grados le dicen que tome precauciones y que siga controlándose la temperatura. Más tarde, la auxiliar acude a un centro de salud de Alcorcón, pero no se identifica como una de las personas que atendió a los misioneros. Le diagnostican gripe y le recetan paracetamol. Un poco más tranquila y antes de volver a su casa, pasa por una peluquería.

2 de octubre. Vuelve a llamar por teléfono al hospital Carlos III siguiendo las instrucciones que le fueron facilitadas por el facultativo especialista de riesgos laborales, e informa de que tiene fiebre de 38 grados. A partir de ese momento, la sanidad madrileña se pone en contacto con ella dos veces al día para que informe de la fiebre que tiene.

3 de octubre. Su temperatura ha bajado hasta los 36 grados, sin haber consumido ninguna medicación, y niega cualquier incidencia con la protección personal y contacto con fluidos del paciente.

6 de octubre. A las 4 de la mañana, T.R.V., llama al sistema de alerta de salud pública con los siguientes síntomas: fiebre de 37,3 grados y tos, además de astenia (cansancio) y mialgias (dolores musculares), y desde Salud Pública adoptan la decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 a su domicilio, desde donde es trasladada a Urgencias del Hospital Fundación de Alcorcón. Allí le realizan una primera prueba del ébola con resultado positivo. Una segunda prueba confirma el primer positivo por ébola, fuera de África, en el mundo. Es trasladada desde Alcorcón hasta el Hospital Carlos III de Madrid y es ingresada en la sexta planta.

7 de octubre. Comienzan a tratarla con suero de la hermana P.C.B., la monja que padeció la enfermedad en agosto. El marido de T.R.V., permanece aislado en el mismo hospital. Medio centenar de personas permanecen bajo vigilancia por precaución.

8 de octubre. El doctor Germán Gómez, uno de los médicos que atiende a T.R.V., señala que la paciente ha reconocido que pudo infectarse al tocarse la cara con los guantes al quitarse el traje de protección. La evolución de T.R.V., ofrece una ligera mejoría. El consejero de Sanidad de Madrid responsabiliza a la auxiliar de contagiarse por imprudente.

9 de octubre. La casa de la auxiliar y la sala del Hospital de Alcorcón, dónde fue atendida, son descontaminadas. El estado de la enferma empeora y es crítico.

10 de octubre: La paciente permanece estable dentro de la gravedad y los catorce médicos que la atienden deciden iniciar un nuevo tratamiento.

11 de octubre. T.R.V., comienza a ser tratada con un nuevo fármaco antiviral, ZMAb (componente usado para el experimental ZMapp) y se informa que está consciente y habla con los sanitarios que la atienden. No tiene fiebre, según declaraciones del hermano. Fuentes sanitarias destacan que está bajando la carga viral en sangre y su cuerpo ha generado anticuerpos.

12 de octubre: Continúa la evolución en apariencia positiva, de T.R.V.

13 de octubre. El director del Hospital Carlos III se muestra “esperanzado dentro de la prudencia" sobre el estado de la enfermera.

15 de octubre. T.R.V., supera los quince días de enfermedad, que los médicos consideraban "clave". Aunque su situación es grave, los médicos dicen que "ya han pasado los días más críticos".

16 de octubre. Fernando Manzano, portavoz del comité especial del ébola, asegura que la carga viral de T.R.V., es "muy baja" y dice que la paciente "parece que está empezando a controlar la infección".

17 de octubre. El jefe de Virología del Instituto de Salud Carlos III se atreve a decir que Teresa "está yendo hacia la curación" desde el punto de vista virológico.

18 de octubre. T.R.V.,  dice no recordar que se tocara con un guante. Sus familiares aseguran que está mucho mejor, "contenta", que da pequeños paseos por la habitación, come sólidos y pasa ratos sin la mascarilla de oxígeno.

19 de octubre. A T.R.V.,  se le efectúa un análisis que arroja un resultado negativo en ébola, con cero carga viral. Aun así, se requiere una segunda prueba de confirmación, pasadas 24 ó 48 horas.

21 de octubre. El nuevo test da negativo.

22 de octubre. El doctor Arrimadas asegura que hasta que se no confirme la ausencia de ébola en el resto de sus fluidos corporales, la enfermera permanecerá en aislamiento.

23 de octubre. Cinco de los quince contactos de T.R.V., que permanecían en observación en el Hospital Carlos III de Madrid, son dados de alta.

27 de octubre. J.L.L., el marido de la auxiliar, abandona el Carlos III tras cumplir la cuarentena establecida por el protocolo al determinar que se encuentra libre de ébola. Además de J.L.L., todos los contactos de alto riesgo de la enfermera, que permanecían ingresados en observación abandonan el centro al haber superado el periodo de incubación del virus sin ningún síntoma. Ese mismo día, el marido de T.R.V.,  da una rueda de prensa en la que critica la gestión de la crisis del ébola en España: "Es una historia plagada de errores y falta de control político".

29 de octubre. Médicos Mundi cree que el aislamiento de T.R.V., en el Carlos III después de que se haya confirmado que no tiene virus del ébola en sangre es una medida "extrema e innecesaria".

1 de noviembre. T.R.V., sale del aislamiento después de que los últimos análisis realizados confirman que en sus fluidos corporales no quedan restos de ébola. Es trasladada de la sexta a la quinta planta, donde seguirá en observación rutinaria. Puede recibir visitas de sus familiares. El Hospital hace públicas dos imágenes de T.R.V., tras salir del aislamiento: junto a su marido, los profesionales sanitarios que la atendieron en su convalecencia y otros compañeros del hospital.

5 de noviembre. El equipo que atendió a T.R.V.,  anuncia el alta médica de la paciente. La auxiliar comparece ante los medios de comunicación: "Si con mi sangre se puede curar el ébola, aquí estaré hasta quedarme seca".

2015. Prácticamente un año más tarde, T.R.V.,  vuelve a ser noticia.

9 de octubre de 2015. T.R.V.,  ingresa en Hospital Carlos III, en estado grave, presuntamente por una recaída del ébola.
Paralelamente, P.C.P.,  una enfermera escocesa de 39 años ha sido ingresada en el centro médico del Royal Free Hospital con síntomas de ébola. P.C.P., había sido dada de alta en enero de este año. El centro médico declara que sufre una "inusual complicación" relacionada con la enfermedad.

10 de octubre.  En un comunicado, el Hospital Carlos III confirmó este sábado que T.R.V., ha sido ingresada debido a una "inusual complicación tardía relacionada con su previa infección con el virus del ébola". "Será tratada en la unidad de alto nivel de aislamiento de acuerdo con las pautas nacionales establecidas", señala la nota del centro.

12 de octubre. En comparecencia, los ministros del Interior y de Sanidad, piden a la población tranquilidad ante la ínfima posibilidad de infección a otras personas. No obstante, confirman que la UME ha localizado a todos los familiares y amigos con los que ha podido tener contacto T.R.V., en los últimos meses, y los ha sometido a una vacunación experimental. Hasta el momento, ninguna de las personas relacionadas ha dado positivo en los test de ébola.

16 de octubre. El estado de T.R.V., empeora y se teme por su vida. P.C.P., la enfermera escocesa entra en coma irreversible. Aparecen nuevos posibles casos en Escocia, Inglaterra, Irlanda y Portugal.

17 de octubre. ¡Aparecen dos nuevos casos de ébola en España! Ninguna de las dos personas ha viajado a África. Una de las dos mujeres parece haber tenido contacto con T.R.V.,   en un viaje en el AVE, Madrid – Barcelona.
¡Última hora! Confirmado, una de las afectadas se relacionó con T.R.V.,  en un viaje a Barcelona en el AVE. Aparecen tres nuevos casos, en Madrid, Barcelona y Valencia. Francia y Alemania detectan otros dos posibles casos.

18 de octubre. El gobierno reconoce su preocupación por el brote del virus y dice trabajar para controlarlo… aunque no dice cómo. Ciento cincuenta personas, entre Barcelona, Madrid, Bilbao, Sevilla, Valencia y La Coruña ingresan en centros médicos con claros síntomas de la enfermedad.

19 de octubre. Se confirman cuarenta y nueve positivos de ébola en España. Los dos casos, en Francia y Alemania, también se confirman como positivos y aparecen nuevos casos sospechosos. Italia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo y Austria registran positivos en doscientas cincuenta personas.

20 de octubre.  T.R.V. y P.C.P., fallecen, prácticamente, a la misma hora. Los casos de nuevas infecciones se generalizan en toda Europa.

21 de octubre. El caos se adueña de la calle. No solo en España, varias ciudades europeas sufren el pánico de la población. La enfermedad es confirmada en el 80% del territorio CEE. Algunos científicos declaran que la pandemia ya ha llegado. El eminente epidemiólogo, Daniel Delacroix declara en la TV5 francesa, “esto es imparable,  Europa está condenada, los creyentes que recen a su Dios y el resto que aprendan”.

22 de octubre. El ejército español declara el toque de queda a partir de las 15 horas de hoy, sine die. Lo mismo se produce en todos los países infectados. Se cierran las fronteras. Que Dios se apiade de nosotros.


—Hola hijo, ¿qué estás estudiando?
—Hola papá. Estoy haciendo un trabajo sobre las enfermedades graves y las pandemias.

El niño muestra a su padre la copia de un periódico del año 2015 publicado en España, en la vieja y deshabitada Tierra.

Nota del autor: El presente relato solo pretende ser una distopía basada en algunos acontecimientos reales.

sábado, 28 de noviembre de 2015

El Puente. Autor Vicente Hernandiz López. Accesit II Concurso Relatos Cortos. Ciencia Ficción



El bosque que había frente a la maltrecha granja, en la que Gregor vivía, era frondoso pero con escasa caza. Los cultivos que iniciaba, en el terreno circundante a la casa, tampoco llegaban a cubrir parte de las necesidades alimentarias que precisaba; pero no había más. En los diseminados núcleos de población las dificultades todavía eran mayores, aunque pocos se atrevían a vivir como él lo hacía: solo, y a más de 20 millas del poblado de su antiguo grupo, llamémosle, militar.
En el lateral del bosque había un puente que atravesaba un río; cauce que serpenteaba por el valle y se adentraba entre la densa arboleda.
El día había amanecido nublado, y la lluvia, caso de producirse, imposibilitaría la caza y la parca recolecta de frutos silvestres. Esta circunstancia hacía determinante salir sin dilación; la despensa de Gregor estaba casi vacía y lo que había plantado todavía tardaría un par de semanas en ser comestible y poderse recoger para su almacenamiento.
Nada más adentrarse en el bosque, los gritos de una mujer le alertaron. Su entrenamiento militar no tardó en aflorar. Tomó una gruesa rama y fue directo hacia donde sonaban las voces demandando auxilio.
En escasos minutos había neutralizado a los dos asaltantes.
La joven atacada, de poco más de veinte años, lo miró y, medio sentada como estaba, retrocedió.
—¡Era preciso matarlos! —exclamó ella con lágrimas en los ojos y furor en su mirada.
—Desde luego. Eran merodeadores —concluyó Gregor.
—Y eso le da derecho a matar.
—Después de haberla violado y, cuanto menos, esclavizado, hubieran acechado la casa esperando sorprenderme —matizó, tratando de razonar.
—¡No me toque! Y guarde sus excusas para el “sheriff”.
—¿Qué…? —preguntó Gregor, casi exclamando y con asombro —. Sé, por mis padres, que antes del holocausto era quien guardaba el orden, pero de eso hace más de cincuenta años. Ya no hay “sheriff” —concluyó.
—¿Qué holocausto…? ¿De qué habla? Yo vivo al otro lado del puente, estamos en “Iowa” y en Estados Unidos no ha habido ningún holocausto —explicó la joven con indignación—. Llamaré al “sheriff” desde mi casa y él se encargará de todo.
Gregor se limitó a mirarla con indiferencia. Como ella, no entendía nada, pero calló y la siguió.
La joven, nada más cruzar el puente se quedó parada, cayó de rodillas y rompió a llorar.
—¡Está destrozada, Dios mío, está destrozada! —musitó entre lágrimas y sollozos—. ¿Qué ha pasado? Son las tierras de mis padres, pero no las conozco. Está todo destartalado y mortecino. Allí teníamos vacas, y en esa zona un cercado con aves de corral —dijo, señalando.
—No entiendo nada, señorita, ahí sólo vivo yo, y el entorno lleva muchos años en las mismas condiciones —dijo Gregor, refiriéndose a la desvencijada casa que había frente a ellos—. Y el lugar más cercano dónde se administra la ley está a muchas millas de aquí —comentó con gran condescendencia—. Si no sabe a dónde ir, tiene mi casa a su disposición —se ofreció—. La patrulla de rurales pasará en dos o tres días. Puede explicarles lo que ha ocurrido. Pero debo indicarle que, a quien se le atrapa saqueando o violando, es colgado de inmediato. No hay cárceles como antaño. La sociedad de antes ya no existe; aunque yo no la he conocido, nací después de la guerra nuclear.
—¿Qué guerra? ¡Nunca ha habido una guerra de ese tipo! —expuso, levantando la voz.
 —En 1962, la Unión Soviética instaló armas nucleares en Cuba. El presidente Kennedy trató de evitarlo pero algo debió de fallar. Una mañana de octubre, los misiles nucleares volaron en todas las direcciones. Mis padres nunca lograron narrarme con detalle el horror que se produjo. Siempre que lo recordaban rompían a llorar —explicó Gregor, manteniendo su aparente calma. Tenía la convicción de que a la joven le ocurría algo, pero no sabía el qué.
—Es cierto que se instalaron misiles en Cuba, pero Kennedy presionó para que se desmantelaran —indicó la joven, corrigiendo la afirmación de su interlocutor—. ¿Tiene un móvil? —preguntó, aunque, más bien, era una demanda.
—¿Un qué?
—Un teléfono móvil —volvió a solicitar—, o uno fijo; llamaré a las autoridades —recalcó. 
—Está claro que le ha sucedido algo, pero si no se adviene a razones será imposible que le ayude. Debo de cazar algo antes de que llueva. Puede estar cayendo agua durante dos o tres días y no tengo comida para tanto. Si quiere puede acompañarme, regresaremos al anochecer; es peligroso que se quede sola, y de mi no debe temer —trató de explicar Gregor, señalando hacía el bosque—. Y Kennedy murió en el primer ataque. Washington quedó devastada.
—¿Qué está pasando? Dígame, ¿qué está pasando? —repitió, enjugándose las lágrimas —. ¿En qué año estamos? —preguntó, tratando de centrarse.
—Creo que en el 2015. No estoy muy seguro. ¿Por qué lo pregunta?
—He tenido un terrible presentimiento —dijo ella, aparentando serenarse—. Cruzando el puente atravesé una ligera neblina. Pensé que era fruto de la mañana, pero al ir saliendo de ella me sobrevino un escalofrío, tuve una extraña sensación, algo así como si no estuviera donde debiera estar.
—¿Y qué tiene eso que ver con su pregunta?
—La historia ha cambiado. De donde vengo no ha habido guerras nucleares, y a Kennedy lo mataron en Dallas; era noviembre del 63.

Después de este último comentario ambos intercambiaron aspectos de sus respectivas realidades. Gregor era quien más le costaba digerir lo que ella le proponía como realidad vivida; nunca había oído hablar de ciencia ficción o de líneas temporales alternativas. Keira —nombre de la joven— tampoco entendía qué había ocurrido, pero formulaba hipótesis y comenzaba a tener claro que estaba viviendo en un entorno en el que la historia se había reescrito en octubre del 62.

Transcurridos varios meses, acercándose todas las mañanas al puente esperando ver de nuevo la niebla, todo seguía igual. Keira había encontrado en Gregor comprensión, cariño y un refugio, algo muy preciso para acomodarse a su nueva realidad.
Gregor, sin apenas percatarse, fue cerrando en trono a ella un vínculo de amor que no deseaba que surgiera. No quería atarse, ni padecer lo que sus padres tuvieron que sufrir. El entorno en el que vivía era duro y peligroso.

Dos años después, Gregor, al saber que ella se había quedado embarazada, tomó la decisión, sin apelación alguna, de ir a vivir al núcleo urbano donde se impartía la ley y era la sede da las patrullas de rurales; sus antiguos compañeros. Temía que Keira pudiera ser atacada cuando él salía a cazar; y, sobre todo, por el riesgo que el parto suponía. Donde se dirigían había parteras.
La mañana que iniciaron la marcha, nada más encarar el puente, una fina niebla los envolvió. Gregor notó como si la mano de Keira se desvaneciera de entre las suyas, y al llegar al otro lado del puente, y salir de la niebla, Keira ya no estaba; había desaparecido.


 Gregor jamás dejó, cada mañana, de acercarse al puente. Nunca perdió la esperanza de volver a notar de nuevo esa extraña niebla, y, saliendo de ella, ver como su amada tornaba a su lado.

domingo, 8 de noviembre de 2015

IMPERIO Autor: Luís Antonio Santana Gamaza. Ganador del II Concurso de Relatos Cortos Ciencia Ficción. Ucronía




“Las consecuencias de adherirse demasiado estrechamente a un pasado inventado o distorsionado pueden llevar con facilidad al desastre“.
John Elliot

“Un solo hombre puede cambiar el destino de la humanidad”. Lema de “El Ángel exterminador” atribuida a los anarquistas. 

 Si lee esto y las cosas no son como las cuento es posible que usted no exista.
Podría seguir viajando de una Sincronía a otra y no morir nunca  pero me quedé en esta. Supongo que O´Conor tuvo mucho que ver. Él es nativo; un irlandés de pura sangre nacido y criado en este Instante y por tanto el traslado es inviable. Lo reclutaron al mismo tiempo que yo arribé, nos emparejaron en los habituales grupos de trabajo: dirección  y ejecución; puedo afirmar que es el mejor ejecutor que he conocido, también el mejor amante. No podría desprenderme del viejo irlandés nunca.
 Algunos compañeros entrañables dejaran de estar en mi cabeza pronto: Lázaro en Jerusalén, Dari en escocia o mi mentor Petrónio en Bizancio: su cuerpo descansará por siempre a los pies de Santa Sofía victima del Ángel.
Los recuerdos de todos ellos se borraran en mi cerebro de manera difusa, una mañana despertaré en brazos de O´conor y ya no significaran nada para mi. Tan solo la causa, eso nunca se olvida.
 Una vez oí que el imperio se descompuso. Contaron, en aquel remoto lugar perdido en un futuro incierto, que todo empezó cuando José I de España murió exiliado en los estados del Norte de la Unión Norteamericana, el pobre José no fue aceptado por los españoles, triste y melancólico terminó sus días en aquellas tierras como un extraño hacendado, un francés curioso y nuestra graciosa majestad doña Zenaïde Laetitia Julie Bonaparte no pasó de ser una joven exótica casadera de algún político de Washington, con el tiempo los Estados del Sur, La Comunión Real,  iniciaron una guerra sin Rey  por que Fernando VII hacía mucho que descansaba en los infiernos y sus descendientes gobernaron España hacia el desastre…¿ocurrió? Tal vez sea un sueño de Arquitecto, un error en la matriz de la Sincronía puesto que lo recuerdo, a efectos prácticos no solo no me interesa, tampoco ha existido ni lo hará; seríamos poco eficaces entonces.
Recibía las consignas y las cumplía, eso era antes, ahora no, O´conor y yo trabajamos por libre, parece que no les importa.
El Ángel Exterminador nos seguía muy de cerca, el legado del Santo Oficio y su brazo sicario, esto es,  traducido, las fuerzas ocultas que mueven el otro lado del mundo. Sabedores de la Sincronía y cuyos designios desconocemos, es el enemigo, es el mal, no necesitamos saber más. El mundo se nos quedaba pequeño cuando recibimos una consigna que nos envió al Sur de Europa.
“El Imperio es grande, Europa vieja, Sevilla inmutable”
La Capital administrativa del Reinado Universal  se desgastaba en perpetua decadencia como antes de marcharme. Las cafeterías cerraban muy tarde y las calles bullían de gentes de un lado a otro de la Sierpes engalanada a sus flancos con banderas imperiales con motivo de la Exposición Universal. Criollos bravucones se pavoneaban vestidos de lino blanco y lazo al cuello, la cartera rebosante y una escasa vergüenza ante el paso de una dama sin compañía. Tenía la cabeza demasiado atorada de responsabilidades como para preocuparme por eso.
 La policía patrullaba a caballo, los niños acariciaban  las bestias bajo la mirada paternalista de los agentes, algunas palomas buscaban un hueco que las protegiera del calor, los mayores se asomaban a las puertas de las tabernas con los vasos de vino en la mano, un regreso al pasado, la ciudad donde se administra la economía de un imperio allá donde  no se pone el sol se mantenía congelada en el siglo pasado y a todos les parecía bien. En poco tiempo la pujante Buenos aires le tomará el relevo y esta ciudad quedará como santuario de una gloria pasada. La Avenida Bonaparte es un embudo donde confluyen carruajes y vehículos de locomoción ligera, el tranvía es un toro de acero que todos esquivan, el calor es insoportable, abro el parasol, ridículo pero útil, con la cara tapada entre encajes me abro paso hasta llegar a la catedral y su imponente torre. Después de tanto y aún sabiendo su verdadera historia me sigue encogiendo el corazón.
 La casa de Indias es un venerable museo, antigua lonja de pescaderos, estudio de pintura de Murillo, cerebro de todo lo que se marchó, administrador de lo que vino, más parecido a un templo que a otra cosa. Un pequeño jardín a la entrada hace de recepción natural. Flanqueado por estatuas de mastines, leones y águilas imperiales se encontraba el hombre sentado en un banco de mármol.
-¿Sorprendida?- el Gobernador de Cuba es alto, una abultada cabeza tolteca o más bien vasca tocada con  bombín, gafas minúsculas apoyadas en una nariz ganchuda, piel de cobre en sus manos y bastón de nácar. Un hombre atractivo, rebosante de carisma…un rebelde.
-No mucho más que usted gobernador al tener una mujer delante.
- Querida dama es cierto que esperaba a un caballero pero no me juzgue de esa manera fugaz, soy un hombre de mente abierta, un liberal como llaman por acá.
Tomé asiento y hablamos de lo que teníamos que hablar.
- De la Cierva,- hizo hincapié en el apellido como si mi presencia no significara nada tan solo mis antepasados, ficticios por otra parte.
Se gana la vida como doble agente desde siempre, es muy consecuente que si la corte llega a enterarse se verá en un pelotón de fusilamiento y aún así decide seguir en esta tierra de nadie ¿le compensa el dinero que ganará en esta operación? O puede que sea una amante del riesgo, como del opio ¿no es más cierto? Algo de lo cual no pude prescindir.
El ruido de los carruajes por entre la calle empedrada nos hizo callar, los visitantes de camino a la Gran Exposición Iberoamericana corrieron para agolparse a las puertas del Hotel Regina, a pocos metros la guardia Real formaba una barrera infranqueable. Inicié la negociación no disponía de mucho tiempo.
-Tengo un nombre que me vuela en la cabeza. El nombre de un buque de guerra.
-¿Qué quiere saber?, ¿Qué gana usted en todo esto?
-Se prepara una atentado por parte de los Norte americanos, quieren achacar el incidente a la Corona. Queremos saber cuando para poder evitarlo. No gano nada excelencia, queremos evitar muertes innecesarias, una guerra fraticida.
-Lo que quieren evitar es la pérdida de las posesiones en ultramar, las colonias. ¿Es consciente con quien habla? Se le ocurre proponerme eso a mí, un rebelde.
-Nos estamos haciendo demasiadas preguntas y no concretamos. De todas las maneras le haré la última y definitiva ¿que clase de amo prefiere que le azote con el látigo? Los norte americanos no se marcharan, me consta, quieren la isla para ellos.
-Igual que ustedes.
Mientras hablo con este hombre soy capaz de dividir mis pensamientos. Si él no acepta es fácil imaginar como se desarrollaran los hechos. Estoy entrenada para tal fin. La Unión Norteamericana está controlada por el Ángel Exterminador, se harán con la isla, estando el Imperio debilitado por las guerras euroasiáticas le costara iniciar una nueva batalla en el pacifico y si es así la perderá. En pocos lustros el Imperio se desangrará con el apoyo de las provincias americanas envueltas en un falso tufo de libertad para convertirse en estados vasallos. Incluso si el gobernador acepta la amenaza seguirá siendo viable por eso necesitamos establecer contacto con la Royal Commnunion, pero esa es otra historia, para la que se tendrán que mover tantos hilos que se me pierde en la cabeza, imaginar un matrimonio Borbón / Bonaparte me causa vértigo.
-¡Maldita sea no lo entiende! Ya la tenemos ¡es parte del Imperio! Luchen por  sus libertades, es lo que deseamos. ¡Me dedico a eso por todos los demonios!
Señor usted no sabe como se mueven los hilos. Somos peones de intereses muy elevados que casi desconocemos, esta es una guerra secreta, el mundo se divide en dos bandos y tiene que tomar partido por el bando adecuado.
-Que patrañas me esta contando. Creí que intercambiaría información con una confidente no con una desequilibrada.
- Si acepta obtendrá más detalles y dejará de pensar que esto es una fantasía.
- Una organización libre ¿Cómo de libre? ¿Acaso no son súbditos de la corona? ¿De los Británicos o de los Eslavos? Siempre hay un jefe señora.
-Mire allí. Justo en las puertas del Hotel Regina donde se arremolina la multitud para ver al Rey, en la balaustrada hay un hombre vestido a la inglesa.- le hice una señal a O´Conor, este abrió el gabán  para mostrar el arma, desconocida para todo el mundo salvo por la organización: disponía de mira, recarga automática y un silenciador, pese a lo extraño de la misma el gobernador no pudo obviar de lo que se trataba. O´Conor apuntó justo cuando el Rey saludaba al salir. Un trozo de piedra salió disparado de la balaustrada del portal a escasos centímetros de la cabeza del monarca, nadie se percató de lo sucedido salvo nosotros y por supuesto O´Conor que sonreía tras las gafas ahumadas. Este truco del arma fuera de tiempo nunca falla. El gobernador se encontraba rendido a mis pies.
-Si les cuento lo que sé me mataran. Los peones no les sirven una vez sacrificados.
-Pero usted, Gobernador, no es un peón cualquiera y su hijo menos aún.-.El rostro de aquel hombre quedó transfigurado en una mascara horrible.
-¿Qué ocurre con mi hijo? El está fuera de cualquier trama política, de las guerras, de todo esto.
-¿Pretende engañarme? Lo entiendo ¿Qué no haría un padre por su hijo? Él  controla la insurgencias de las provincias. Es joven pero noble y su causa no es tan injusta como pueda parecernos.
Tiene que convencerlo, retornarlo al Imperio. Luchar contra los designios de los anglos y los eslavos, que también son victimas.- Recé para que el Ángel Exterminador no hubiera contactado con el joven antes que nosotros.
- No querrá.
- Sé que su propia vida poco le importa. Piense en él.
El gobernador se puso de pie dándome la espalda y en susurros se le escapó la confidencia.
- El buque se llama Maine, 15 de febrero de este mismo año, puerto de la Habana y que Dios me perdone. Con respecto al otro “asunto” no le aseguro nada.
-Le estaremos observando Gobernador.
-No puedo decir que halla sido un placer señora De la Cierva.
-No lo pretendía. Conocer la verdad no es plato de buen gusto. Por mi parte si lo ha sido señor de Bolivar. Marche con Dios.
El hombre agarró con fuerza la bola de nácar del bastón. Su cuerpo quedó enmarcado por el Arco del Postigo más allá de este un enmarañado de callejuelas se tragaban a los viandantes.
El Manila  se resigna a dejarse llevar en volandas por sus velas, deja una estela blanca de espuma tras nosotros, el malecón se deshace en el horizonte, el Caribe empieza a parecernos pacifico fuera ya de la ruta de los contrabandistas…sigo oliendo a azahar.
La Royal Communion se nos presenta extraña después del liberalismo del Imperio; un regreso a las haciendas, los caciques y la esclavitud, mansiones blancas y campos de algodón.
 La sonrisa candorosa de O´Conor se escapa bajo el ala del sombrero de copa corta mientras escribo, cada vez estoy más convencida de mi última elección. Soy mortal y de esta Sincronía, así acabaré mis días.
Salvamos al imperio otra vez y no será la última; el Ángel que mata no descansa. Nos esperan los estados del Sur y una reina por enamorar.




domingo, 18 de octubre de 2015

Bluserpens I. El inicio de las aventuras



Resumen de episodio 0.
En una Sevilla distópica, inundada por el incremento del nivel del mar, gracias al cambio climático se suceden revueltas protagonizadas por los saqueadores y los antimáquinas, estos se asocian y arrasan la ciudad, apoderándose de ella.  Los astilleros son atacados. Nuestros amigos se ven obligados a embarcar en un prototipo de submarino y huir de Sevilla a alta mar.

Bluserpens I. El inicio de las aventuras

I. MUERTE.
La inmensidad del fondo del mar es ahora un cementerio, un camposanto de restos vegetales; de esqueletos estáticos y rígidos.
Marisa recordaba el verde de lo que fue una pradera extensa; ahora, gris uniforme como el fondo donde yace lo que antes tenía vida.
No solo han muerto las posidonias; la guadaña también segó el refugio y el alimento de innumerables especies y, con ello, una parte importante de nuestro sustento. Ésta es una de las muchas consecuencias que ha provocado la alteración del equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
Marisa está de pie frente al gran ventanal panorámico. Su mirada enfocada al infinito acuoso.

La corredera que comunica con el Centro de Control se desliza, casi en silencio, obligándole a recuperarse de su ensimismamiento. Carmen y Justo, acceden a la Sala de Reposo con sus rostros muy serios.
Carmen se adelanta a Justo y habla en tono bajo pero firme.
—Marisa, hemos podido comunicar con algunos supervivientes de la revuelta. Los saqueadores y los antimáquinas se han unido y han atacado todos los puertos desde Huelva a Almería.
—¡Joder! ¿No vamos a poder volver? —A Marisa se le humedecen los ojos mientas habla.
—Me temo que no— Justo emplea la voz más cariñosa que es capaz de articular— Vamos a intentar facilitar alimento a los supervivientes que intentan agruparse en las antiguas instalaciones de los astilleros navales.
—Capitana, —la voz de la IA de la nave interrumpe la charla— recibimos una comunicación de Juana Maldonado.
—Ponla en los altavoces de la sala. —Carmen sonríe recordando a su compañera Juana —¡Hola Juana!
—Hola Carmen y a todos los demás. —la voz de Juana llega acompañada de ligeros jadeos. —Acabamos de recuperar los astilleros, la antigua cárcel, la estación de Santa Justa y el viejo aeropuerto. El acceso al Guadalquivir está controlado por los saqueadores y antimáquinas… no podéis volver. No hay acceso posible.
—¿Y toda la gente que habitaba en la ribera del rio? —Justo se adelanta a los pensamientos de sus compañeros.
—Muertos o unidos a los sublevados —Juana, contesta sin vacilar— Muchos de nuestros compañeros son cadáveres esparcidos por lo que era el puerto. El alcalde y gran parte de la policía han desaparecido. El ejército ha desplegado tanques y tanquetas por toda la ciudad e intenta trasladar a los pocos supervivientes al aeropuerto y a la vieja Santa Justa. ¡Se han apoderado de todo! —grita Juana.
Después de unos segundos de silencio, Juana continúa:
—El ejército está recuperando víveres, concentrándolos en el Aeropuerto. Alrededor de Santa Justa han creado una zona amurallada de un kilómetro de perímetro derribando todas las edificaciones y, en el aeropuerto, están utilizando los hangares como centro de distribución de alimentos. Pretenden crear un corredor protegido entre Santa Justa y el Aeropuerto. —Juana interrumpe su conversación y solloza— ¿Cómo no nos dimos cuenta de esto?…
Una sirena interrumpe la conversación y la comunicación.
Los tres se miran. No hace falta hablar.

II. VIDA.
Félix sigue encerrado en su camarote.
En un primer instante, reaccionó con silencio, sin movimiento; como un objeto; pero dos días después de verse obligado a embarcar y huir de una muerte segura, despertó en la realidad. Su boca vomitaba insultos y, sus puños, cabeza y pies golpeaban todo a su paso. Justo consiguió reducirlo mientras Carmen le inyectaba un calmante.
Ahora despierta desorientado y aturdido. El dolor de cabeza es insoportable. Necesita unos segundos para recordar… —Maldita sea— masculla todavía mareado.
Aún así, no se incorpora ni busca sus imprescindibles gafas. Mira al techo y cierra los ojos.

Vuelve a despertarse, no sabe cuánto tiempo lleva durmiendo pero recuerda todo lo que ha ocurrido. Caen algunas lágrimas de sus ojos y por fin se incorpora. Ha estado durmiendo en el suelo, su único compañero en la habitación. Se levanta. En un rincón del camarote encuentra el resto de su ropa y las gafas.
Una vez vestido aprovecha una pared metálica y pulida para atusarse el pelo y recolocarse la ropa. Nota que su olor corporal no es el adecuado pero no tiene nada con que disimularlo.

Con mucha parsimonia se dirige a la puerta y cuando iba a golpearla, ésta se desliza hacia el lateral derecho hundiéndose en la pared. Justo y Marisa le sonríen y, acto seguido, Félix les lanza un abrazo de disculpa.
—Te hemos estado vigilando a través de las cámaras, nos tenías preocupados, Félix. —La capitana no suelta la esquelética mano mientras le sonríe. —Nos alegra tenerte de vuelta.
Félix no sabe que decir pero su cara muestra mucho más de lo que puede hacer su voz.
Ahora es Justo el que habla.
—Ven con nosotros a la Sala de Reposo, por el camino te contamos como está la situación.

III. FUTURO.
La Sala de Reposo se ha convertido en la sala de reuniones.

Hace unos años las grandes empresas disponían de salas, en la parte más alta de los edificios, dónde los directivos se reunían y planificaban estrategias comerciales. Envueltos en las máximas comodidades y con las mejores vistas de sus dominios, decidían el camino más rentable para sus empresas.
Exactamente así se encontraban los tripulantes del Bluserpens, solo que las vistas de sus dominios eran las imágenes del inmenso fondo estéril.

Carmen, Justo y Félix llegan a la Sala donde les aguardan, Marisa y Gran 21H.
Marisa se abalanza sobre Félix y le estampa dos sonoros besos.
—Me alegra verte, Félix.
—Igualmente Marisa. Me encuentro mejor gracias a ti y a tu inyección. —Félix y sus dos metros de altura empequeñecen, mientras separa a Marisa del embarazoso abrazo.
—Vamos chicos, tomemos asiento en la mesa redonda del centro. —Seria y contundente, Carmen se dirige a la mesa, espera que todos se sienten y prosigue —Delante de cada uno de vosotros tenéis una pequeña ppc (portable personal computer) que os mantendrá informados, en tiempo real, de cualquier novedad que tengamos desde tierra. Justo os detalla las características. Adelante Justo.
—Gracias Capitana —Justo da solemnidad a la palabra “Capitana”. —Las pequeñas ppc deberán estar adheridas a vuestro cuerpo, os recomiendo la parte inferior de vuestro antebrazo. No solo servirán como panel informativo también las aprovecharemos como intercomunicador entre nosotros y sobretodo con 21H —todos, al unísono, se giran hacia la puerta de acceso, allí, el imponente robot permanece impertérrito.
Justo espera unos instantes antes de continuar, estudiando la expresión de sus compañeros.
—Gran 21H es un androide, fabricado en Granada y es el primer robot, en fase experimental, con capacidad de tomar decisiones. Nos apoyaremos en él al igual que nos apoyamos en la IA del Bluserpens. Él nos ayudará valorando las situaciones que se presenten, tanto hipotéticas como reales. —Justo parece divertirse con la situación. Las caras de sus compañeros mezclan la incredulidad con la sonrisa.
—La situación es grave, —Carmen decide intervenir contundentemente— y nosotros podemos ayudar a amortiguar la situación de nuestros amigos en tierra.
—¿Cómo? —Interrumpe Félix.
—A eso voy. —Replica la capitana— Ya que no nos es posible volver, el submarino sería destruido inmediatamente, el nuevo Centro de Mando nos pide ayuda y que les proveamos de comida, sus reservas no superarán los treinta días. Nuestro Bluserpens está preparado y adaptado para tratar y procesar grandes cantidades de comida.
—Disculpa Carmen, —educadamente, Félix interrumpe a la capitana—¿Comida?, ¿nosotros? Sólo has de mirar por el ventanal y verás…
—Tranquilo Félix. —Carmen anula la negatividad de Félix de forma inmediata—La comida no está aquí tan cerca. Marisa nos explicará sus teorías sobre los desplazamientos migratorios de los grandes bancos de peces y de los cambios que se han producido en los últimos quince años.

IV. ESPERANZA
Varios días de navegación entre paramos desolados hacen mella en la mente de todos. El desaliento comienza a manifestarse.
Carmen establece comunicación con Juana
—Hola Juana.
—Hola Carmen. —Juana sigue teniendo ese tono de voz que suena a derrota.
Nosotros estamos bien. Hemos emprendido la búsqueda de alimento. Aplicando las teorías de Marisa, deberemos encontrar grandes bancos de túnidos en cualquier momento. —La voz de Carmen languidece— Estoy con Justo y 21-H en el centro de control de la nave. Félix y Marisa descansan de su turno.
—Aquí seguimos con el asedio de los saqueadores y antimáquinas. El ejército los controla, por el momento, y la muralla creada alrededor de Santa Justa aguanta bien, el pasillo que comunica con el aeropuerto también. Ayer se infiltraron dos “desdentados” (así llamamos a los saqueadores) y fueron abatidos cerca de los hangares que almacenan la comida. Hemos empezado a racionar los alimentos de forma muy severa. Este es el parte de los últimos días.
—Aguantad, —dice Carmen con firmeza— os iremos informando de las novedades. Corto y cierro.
Justo y Carmen se miran. Durante unos segundos los pensamientos prevalecen ante el dialogo.
Justo rompe el silencio.
—Siento haberte metido en esto, Carmela.
—No seas tonto, —una mano de Carmen se posa en el hombro de Justo— si no llega a ser por ti y tu cacharro azul… todos estaríamos muertos —se separa de Justo y asevera —encontraremos esos bancos y… —La IA de la nave interrumpe la conversación.
—Capitana, los sensores detectan múltiples objetos orgánicos en movimiento. Forman un bloque homogéneo. En doce kilómetros, SO.
—¡Fantástico! Despierta a Félix y Marisa. Prepara una de las cápsulas para salida.
Las ppc hacen su trabajo y despiertan a Félix y Marisa.

V. COMIDA.
El lanzador expulsa la capsula con Marisa, 21-H y Justo. 21-H pilota con maestría la capsula, muy cercana al fondo y sin rozar ninguna planta. Sigilosamente se dirigen hacia, lo que ellos creen que es un banco de peces.
Marisa y Justo, hablan de la estrategia para capturar el mayor número de peces, pero son interrumpidos por una voz metálica desconocida hasta ese momento. 21-H habla por primera vez.
—Arrastrar las redes hacía un lugar determinado y hacer pasar por encima al banco es la mejor opción. —No hay emoción en las palabras del androide.
Tanto Justo como Marisa se quedan con la boca abierta. Justo es el primero en reaccionar.
—¿Y cómo manipulamos las redes una vez pasen por encima? —La cara de Justo es una caricatura —¿qué hago yo hablando con un robot?
—Extender las redes que tenemos en la bodega, camuflar una de las capsulas en el extremo de la red, el otro extremo sujeto al Bluserpens, cortar el paso al banco de peces con una red vertical sujeta a la otra capsula. Una vez los peces pasen por encima, la capsula camuflada realizará un giro invertido hacia el Bluserpens, los peces que escapen chocarán con la red vertical y muchos serán capturados. Mi solución es la mejor posible. —21-H termina su exposición.
Marisa lanza una pregunta al androide —Te falta un detalle, si yo me quedo en el Bluserpens con Félix, Justo pilota una de las capsulas, Carmen la otra, ¿cómo esperas atraer al banco de peces a la trampa? —Marisa no ha sido nada cuidadosa con la pregunta. Ni siquiera espera la respuesta del androide y continúa hablando con Justo. Vuelven a ser interrumpidos por el robot.
—Yo atraeré a los peces.

Justo y Marisa se miran sin dar crédito a lo que acaban de oír.