Microcuentos

"Compañeros" 

El cabo Hopkins reparte las cartas con la izquierda, el soldado Simmons las mira con su solitario ojo y el  sargento Logan las recoge con sus manos sin dedos.

Han transcurrido cinco días desde que sufrimos el ataque a la base. Somos los únicos supervivientes esperando a nuestros rescatadores, hasta que eso ocurra intentaremos pasar el tiempo de la mejor forma posible… aunque comienza a ser aburrido jugar al póker con ellos, no fuman; no beben; no discuten. Me dan pena, lisiados y perdedores, en cuanto regrese me pondré a repararlos.

“Humano autentificado”  

La Ciencia nos permite exactitud en los resultados independientemente de los datos aportados y de las metodologías aplicadas, en el caso que nos ocupa, los datos han sido cribados con total precisión, los resultados comprobados hasta el límite de nuestro conocimiento… y las evidencias ratificadas una tras otra,… por tanto, los análisis realizados en sus facultades mentales, así como los efectuados en su capacidad de concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos, la realización de operaciones conceptuales y simbólicas muy complejas, entre ellas el uso de sistemas lingüísticos realmente sofisticados, sus recursos de introspección y especulación,… todos han resultado carentes de errores lo que nos permite autentificar su condición humana,… así es y así lo certifico a 14 de Febrero del año 3.950, yo Rob R. Daniel, doctor en neurología humana, programado en La Tierra el 19 de Marzo del año 2.753.

“Justicia”

El tribunal apreció cierta rigidez en su mirada y ninguna de sus facciones delataba arrepentimiento. A pesar de las duras palabras del fiscal recriminándole sus repugnantes actos y del visible nerviosismo de su defensa, él no contestaba… ya estaba cumpliendo condena.

“Ojos que no ven...”

Ordenaron colocarle una venda en los ojos y una vez estuvieron seguros de que su visión estaba anulada,  le llevaron a otra habitación. En pocos segundos se produjeron sonidos sordos a su alrededor, parecía como si se estuviera cambiando un decorado y la gente ocupará sus asientos con mucha prisa. Ver por sus oídos le relajó, las preocupaciones desaparecieron, ya no tenía miedo. La euforia se apoderó de él y se sentía capaz de enfrentarse a cualquier cosa. Cuando todo estuvo preparado, alguien ordenó que le quitaran la venda pero él se negó, no quería enfrentarse a la realidad, 50 años eran muchos.

"Susan Dark"

La atractiva silueta femenina cruza el umbral de la puerta, la luz no permite observar con detalle los rasgos de su rostro aunque si un tenue brillo anaranjado en su ojo derecho que delata su identidad.

El cambio de peso de su cuerpo de una cadera a otra destaca su movimiento perfecto y equilibrado. Se detiene ante mí, su presencia intimida y no solo por su belleza. Puedo observar con detalle su ajustado traje negro adaptado a su cuerpo como un guante.

Su cara no es angelical pero se aproxima a la de una adolescente virginal que no ha roto un plato en su vida. ¡Cuantas veces la percepción no se corresponde a la realidad!

No consigo fijar mi mirada en su cara, sus pupilas son de distinto color, la izquierda es gris perla y la derecha naranja, casi fosforescente y ligeramente mayor que la anterior. Desconozco el motivo de esa particularidad aunque estoy seguro que tiene un propósito adaptativo que le permitirá ver lo que nadie puede.

Me tiende la mano izquierda, siempre realiza ese protocolo ya que la derecha no dispone de ningún rasgo humano y de esta forma no incomoda a su interlocutor. Mano suave y aterciopelada, brillante y dura como un diamante, tan capaz de acariciar suavemente como de destruir sin compasión.

Su carácter no dispone de un rasgo sobresaliente, se adapta a las circunstancias y situación. El análisis frío y pormenorizado define su actuación.

Su inteligencia, potenciada por implantes, la convierte en la máquina humana perfecta.

- Hola Susan, un placer volver a verte.

- Hola Joseph, no eres correspondido.